Administradores de fincas en Valencia

Verano en la comunidad, «seguridad, convivencia y sentido común (aunque no abunde)».

Verano en la comunidad, «seguridad, convivencia y sentido común (aunque no abunde)».

Llega el verano y todos queremos desconectar. Playa, montaña, aire acondicionado a tope, piscina, helados, siestas eterna, y vecinos.
¡Sí, vecinos! porque, por mucho que intentes huir, ellos también forman parte del paisaje estival, especialmente si vives en una comunidad.

Y, ¡ojo! las comunidades de propietarios en verano pueden ser un paraíso, o un campo de batalla con cloro y decibelios.
Para evitar que la temporada acabe con alguien tirando el reglamento de régimen interno por la ventana, aquí van unos consejos para sobrevivir al calor sin incendiar las relaciones vecinales.

1. Seguridad. «No des ideas a los cacos».

Parece obvio, pero todos los veranos se repite, portales mal cerrados, vecinos que se van un mes y lo anuncian en redes como si no hubiera ladrones con WiFi, y buzones que gritan “¡aquí no vive nadie!”

  • Cierra puertas y ventanas, revísalo todo dos veces.
  • No cuelgues fotos en tiempo real del chiringuito si te vas quince días.
  • Avisa a alguien de confianza o al administrador si esperas visitas o notificaciones importantes.
  • Y, por favor, asegura bien los accesos comunes, que por algo se llama “comunidad”, no “vía libre”.

2. Piscina. «Para disfrutarla, no para conquistarla».

La piscina no es una extensión de tu salón. No es para poner la música a todo volumen, ni para hacer cenas multitudinarias, ni para que tus hijos se conviertan en Gremlins salpicadores.

  • Respeta los horarios y las normas. Sí, esas que nadie lee pero que están para algo.
  • Nada de cristal, nada de alcohol si hay menores, y nada de creerte socorrista sin título.
  • Y si hay socorrista, ¡recuerda, aunque te cueste! no es tu colega ni tu niñera, es quien se encarga de que nadie se ahogue ni en el agua ni en discusiones.

3. Ruidos, fiestas y otras formas de guerra moderna.

Verano es sinónimo de cenas, terrazas y risas. ¡Perfecto! Pero también lo es de ventanas abiertas, eco por los patios y vecinos que madrugan aunque tú no.

  • ¿Vas a hacer una cena con más de cuatro personas? ¡Avísalo! Un cartel en el ascensor puede evitar 10 minutos de bronca en la próxima junta.
  • Después de medianoche, baja el volumen. ¡No seas ese vecino!
  • Y recuerda, tolerancia sí, pero el reguetón a las tres de la mañana no es patrimonio de la humanidad.

4. Mantenimiento. «El verano no es solo para ti».

Julio y agosto son ideales para revisar lo que durante el año da pereza, la limpieza de bajantes, la revisión de tejados, de los motores de bombas de agua, etc. Pero ojo con las reformas salvajes.

  • Nada de hacer obras ruidosas sin comunicarlo.
  • Nada de “me pinto la terraza con martillo y radial” justo cuando medio edificio está intentando dormir la siesta.
  • El verano es para poner a punto, no para improvisar reformas a lo McGyver.

5. Comunica (sí, aunque estés en modo avión).

Si vas a desaparecer semanas, y hay algo pendiente —obras, visitas de técnicos, certificados, lo que sea—, déjalo claro. Un mail al administrador o un mensaje en el grupo de vecinos puede evitar que alguien acabe diciendo aquello de: “pues yo no sabía nada”.

Sí, el verano puede ser maravilloso. Solo hace falta un poco de previsión, otro poco de empatía y cero ganas de fastidiar al personal. Si pones de tu parte y el resto también, tu comunidad será un oasis (o al menos no un desierto hostil).

Y, si necesitas ayuda para gestionar la convivencia, la seguridad o las incidencias del día a día, ya sabes, en AFISER nos ocupamos de que el verano no dé más calor del necesario.

AFISER, la gestión de confianza.

 

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