684 459 257 hola@afiser.com

Que complicado, y a la vez estimulante, que es saber explicar bien sin que haya lugar a dudas en la otra parte. Dudas que, por otra parte, en la mayoría de los casos puede implicar el principio de una relación problemática, si no se despejan a tiempo.

Mi reto es explicar el artículo 10 de la Ley de Propiedad Horizontal a un niño. Y, creo, que lo he logrado de una manera divertida.

Imagínate que vives en un edificio que es como una gran nave espacial llena de vecinos donde cada uno tiene su camarote, “su casa”, y donde todos comparten las áreas comunes como los pasillos, el ascensor, el tejado.

Pero, claro, ¡a veces las cosas se estropean! y, es aquí, donde entra en acción el artículo 10, ese “súper mecánico” que nos dice qué arreglar y cómo hacerlo.

¿Qué hay que arreglar? ¡Sólo lo importante!

El artículo 10 tiene una lista de cosas que no podemos ignorar, las “misiones principales” para que la nave espacial no explote… o, al menos, para que no se convierta en un desastre;

  •  Cuando algo está roto o peligroso.

Si una tubería revienta, una pared empieza a agrietarse o el tejado tiene un agujero, ¡hay que arreglarlo rápido!

Nadie quiere ducharse con agua que cae del techo o caminar por pasillos llenos de charcos.

  • Cuando lo manda la ley.

A veces, el “jefe de la galaxia” (el gobierno, los ayuntamientos, las instituciones, etc.) nos dice que “¡Todos los edificios necesitan una rampa o un ascensor para que todos puedan moverse fácilmente!

Pues bien, toca ponerse manos a la obra y añadir esas mejoras, aunque no a todos les parezca necesario.

  • Cuando algo se queda viejo y peligroso.

¿Te imaginas una escalera tan vieja que parece un tobogán? ¡Eso es un no rotundo!
Si hay cosas que podrían hacer que alguien se haga daño, toca arreglarlas para que el edificio sea seguro y no dé miedo usarlo.

  • Cuando hay que modernizar.

De repente descubres que tu nave necesita paneles solares para ahorrar energía y cuidar el planeta. Aunque no esté roto, ¡es importante hacerlo!
La modernidad mola, ¿verdad?

Y, ¿quién paga todo esto?, ya que esos arreglos no son gratis.

Pues ¡hay que repartir los gastos! Pero, no te preocupes, no todo el mundo paga lo mismo. Es como cuando haces un pastel de cumpleaños: si tu porción es más grande, pones más azúcar y harina; si tu porción es pequeña, pones menos, pero entre todos hacemos el pastel completo.

Pero, siempre hay alguien que dice que “¡eso no va él!, ¡yo no pongo ni un céntimo! – dice”.

Pero el artículo 10 tiene una respuesta muy clara: “Amigo, esto no es opcional. ¡Tienes que ayudar!”.

Así que, aunque se ponga a protestar, al final tendrá que colaborar como todos los demás.

El artículo 10 nos recuerda que vivir en un edificio es como ser parte de un equipo.
Si algo está roto o necesita una mejora, ¡todos ayudamos! y, así, el edificio estará bonito, seguro y preparado para lo que venga. ¡Trabajar en equipo mola!

Porque, al final, compartir un hogar (aunque sea con vecinos) es cuidar juntos de ese lugar que llamamos casa.

¡Equipo edificio, a trabajar!  

AFISER, la gestión de confianza