Con un administrador colegiado, todo está bajo control.
¿Te ha tocado ser presidente de tu comunidad y ya estás pensando en cómo escapar de esta «responsabilidad»?
¡Tranquilo, que no cunda el pánico!
Aunque al principio pueda parecer una misión imposible, te sorprenderá saber que, con el apoyo de un administrador de fincas colegiado, este papel puede ser más sencillo de lo que imaginas.
Ser presidente no significa que tengas que cargar con todo, ni que debas enfrentarte solo a los problemas. En este artículo te explicaremos de manera clara y desenfadada en qué consiste el trabajo, qué habilidades te pueden ayudar y, lo más importante, cómo un administrador profesional puede convertir esta experiencia en algo llevadero e incluso… ¡útil!
El papel del presidente de la comunidad: ¡con un administrador colegiado, todo es más fácil!
¿Te han nombrado presidente de tu comunidad y sientes que te han echado un marrón?
¡Que no cunda el pánico! Ser presidente no significa que tengas que hacerlo todo tú solo, especialmente si cuentas con el apoyo de un administrador de fincas colegiado. Ellos están ahí para echarte una mano y hacer que esta tarea sea mucho más llevadera.
Vamos a explicarte de forma sencilla qué implica este papel y cómo un administrador profesional puede ser tu mejor aliado.
¿Qué hace el presidente de la comunidad?
Básicamente, es la persona encargada de coordinar y garantizar que todo funcione correctamente en el edificio o la urbanización. Pero ojo, esto no significa que tengas que resolver problemas eléctricos o enfrentarte solo al vecino que no paga la cuota. Aquí entran en juego los administradores colegiados, quienes te guían, asesoran y, en general, te facilitan la vida.
1. **La cara visible de la comunidad**
El presidente actúa como representante de la comunidad ante terceros: bancos, proveedores, administraciones públicas… ¡Pero tranquilo! que esto no significa que tengas que ser un experto en todo. Un administrador de fincas colegiado se encargará de las gestiones más complejas, como revisar contratos o encargarse de trámites legales, y tú solo tendrás que firmar cuando toque, con su asesoramiento profesional.
¿Conflictos entre vecinos? Con el respaldo profesional, ser mediador será mucho más sencillo, porque siempre contarás con el consejo de alguien que sabe cómo manejar estas situaciones.
2. **Convocar y presidir reuniones**
Las juntas de vecinos son responsabilidad del presidente, pero no tienes que preocuparte por los detalles ya que, el administrador colegiado:
– Redacta y envía las convocatorias.
– Prepara el orden del día (para que no falte nada importante).
– Te asesora, si cabe, sobre cómo moderar la reunión, para que no acabe siendo un caos.
Con ellos a tu lado, todo será más ágil, claro y organizado. ¡Adiós a las discusiones interminables!
3. **Supervisar las cuentas de la comunidad**
El dinero siempre es un tema delicado, pero aquí es donde el administrador de fincas realmente brilla ya que ellos se encargan de:
– Elaborar el presupuesto anual.
– Llevar el control de ingresos y gastos.
– Gestionar las morosidades (sin que tengas que enfrentarte tú al vecino que lleva meses sin pagar).
A ti solo te toca revisar los números y asegurarte de que todo está en orden. ¡Más fácil, imposible!
4. **Cuidar de las zonas comunes**
¿La piscina necesita mantenimiento? ¿Se ha fundido la luz del portal? ¿El ascensor da problemas? No te preocupes pues, con un administrador colegiado, tú solo tienes que dar el aviso y ellos se encargan de coordinar con proveedores, contratar servicios y garantizar que todo cumple con las normativas de seguridad.
¿Qué habilidades necesitas como presidente?
Con el apoyo de un administrador de fincas, el trabajo de presidente se reduce a ser un buen enlace entre los vecinos y los profesionales.
Aun así, algunas habilidades siempre vienen bien:
- “Comunicación clara”; escuchar a los vecinos y transmitirles la información sin rodeos ni dramas.
- “Organización”; mantener un poco de orden en la documentación (aunque gran parte la gestionará el administrador).
- “Actitud colaborativa”; entender que no tienes que hacerlo todo tú, porque el administrador está ahí para ayudarte.
Ser presidente de la comunidad, aunque según la LPH es obligatorio y, aunque tengas la posibilidad de rechazar el cargo interponiendo un recurso judicial, no te agobies, no tiene que ser un quebradero de cabeza, sobre todo si cuentas con el apoyo de un administrador colegiado.
Ellos te quitarán gran parte del trabajo pesado, gestionarán los trámites más complejos y te darán el respaldo profesional necesario para que todo funcione como un reloj.
Así que, si este año te toca ser presidente, relájate y confía en los expertos, confía en AFISER.